Y, un día, buscó en el diccionario qué significaba exactamente esa palabra. Y encontró lo siguiente:
1. m. Narración breve de ficción.
2. m. Relato, generalmente indiscreto, de un suceso.
3. m. Relación, de palabra o por escrito, de un suceso falso o de pura invención.
Y, finalmente, se decidió: iba a contar cuentos. Muchos o pocos. Largos y
cortos. De niños y de niñas. De animales y de personas. De
cosas o de nubes. De pensamientos. De sentimientos. De invenciones. De sucesos. De historias.
Y así aparecieron Pepe el Astronauta y Marieta la Dicharachera. Y otros que ya existían. Y otros que existirían. Sí. Acababa de elegir su destino. Iba a hacerlo: ser narradora de cuentos. Una cuentaduernos.
"Cuéntame un cuento, que ya creo que estoy soñando. Cuéntame un cuento, con música voy viajando"