martes, 12 de febrero de 2019

¿Damos una vuelta más?

2015. Era casi mayo. Los almendros ya habían florecido. Quedaba poco para el cuarenta de mayo. Estaba en el salón y había un periódico encima de la mesa. Lo cogí. Vi una noticia: "Según la encuesta de percepción social de la ciencia, un 25% de la población española desconoce que la Tierra gira alrededor del Sol y piensa que sucede lo contrario".

No sabía muy bien ni qué decir. Ni qué pensar. Así que decidí preguntarle a él, que lo sabía todo. Mi abuelito era como una enciclopedia andante. El Google con patas. Una Wikipedia actualizada.

Él me lo explicó. Un año. 365 días. Una vuelta. Una detrás de otra. Sin parar. Y, en cada vuelta, mil cosas que pueden pasar.

Él llevaba 74 vueltas al Sol. Yo llevaba unas cuantas menos.  Pero, si todo iba bien, los dos coincidiríamos dando alguna más.

"Pero - le pregunté, ¿qué puede ocurrir durante una vuelta al sol?".
"Todo y más. Tú solo tienes que dejarte llevar. Observar. Vivir. Sonreír. Aprender. Y dejarte sorprender".

Y así es. En cada nueva vuelta, algo nuevo puede ocurrir.
  • Pides un deseo que se puede cumplir.
  • Te rodeas de amigos y no paras de reír.
  • Ves una noche estrellada y te dejas embelesar.
  • Paseas al lado de un río y ves cómo los peces por la corriente se dejan llevar.
  • Aprendes a bajar montañas y no puedes dejar de flipar.
  • Sigues aprendiendo a pesar de la edad.
  • Continúas mirando a tu alrededor y dejándote fascinar.
  • Escuchas nuevos ritmos y te dejas llevar.
  • Vuelves a empezar a jugar.
  • Con cualquier cosita  vuelves a disfrutar.
"Durante una nueva vuelta al sol hay unos cuantos días para que cosas sucedan sin parar. Decide con los ojos con los que las quieres ver. Yo, sin duda, elijo los ojos de la ilusión. No me gustaría dejarme de sorprender".

Eso me dijo mi abuelito. Y, como bien sabía, sus pasos iba a seguir. Aparte de que, como había hecho desde chiqui, nunca quería dejar de sonreír.








miércoles, 6 de febrero de 2019

¿Qué es la besabilidad?

Besabilidad: dícese de la cualidad que se tiene para atraer besos de otra persona.

La besabilidad puede atraer los labios en forma de beso en cualquier parte del cuerpo, no está directamente relacionado con los besos en la boca. Puede ser en la nariz, en los párpados, en la mejilla, en el lóbulo de la oreja, en el cuello, en la comisura de los labios... Cualquier lugar puede ser besable.

Tampoco existen restricciones en cuanto al lugar ni al tiempo. Los besos pueden ser de día o de noche, al aire libre o cerrado, en público o en privado. La besabilidad no se ve afectada por razones externas a los agentes involucrados.

La besabilidad produce sueños. De muchos tipos. Y el sueño puede llegar en un momento de besabilidad.

En ocasiones ocurre que hay impedimentos para desarrollar esta cualidad (por ejemplo, la distancia). Ante esta circunstancia se recomienda que, en en el momento en el que la separación sea la adecuada, se proceda con los besos. Es gratificante aprovechar los momentos de besabilidad para las personas que besan y que son besadas.

También puede pasar que una persona besable coincida con otra con un alto grado de besabilidad pero que no haya reacción entre ellas. Es por esto que, cuando dos personas con alta besabilidad y besables entre sí coinciden, tienen que aprovechar esta cualidad. Así que, ya saben, ¡besen y sean besados!