martes, 20 de noviembre de 2018

Todo pasa cuando quiere pasar


Y, cuando menos te lo esperas, pasa.

  • Estás a punto de dormir y se te ocurre la idea perfecta para la campaña de publicidad.
  • Cruzas la calle y al llegar a la acera pasa un coche por donde estabas hace medio segundo.
  • Ves una oferta, de refilón, y encuentras el trabajo que querías.
  • Pruebas un bar nuevo y descubres la mejor tortilla de patata de la historia.
  • Vas al médico y os hacéis amigos.
  • Visitas una ciudad y descubres el sitio con el que habías soñado tantas veces.
  • Conoces a alguien y se te da la vuelta al estómago.
  • Ves un anuncio de perritos abandonados en la basura y ya tienes un nuevo compañero de aventuras. 
  • Pruebas el helado de turrón y se convierte en tu favorito.
  • Viajas el finde de peor climatología y tienes solazo.
  • Haces una carrera y aguantas toda la noche sin dormir.
  • Comienzas a picotear el pan antes de comer y terminas el postre con una cita para hacerte un tatuaje de hermanas.
  • Te dejas llevar y conoces un nuevo país.
  • Empiezas a garabatear y decides escribir una novela.
  • Te lanzas a la cocina y descubres que no se te da tan mal.
  • Ves una estampa chula y haces un fotón.
  • Coges un día el tren para ir al trabajo y comienzas una nueva vida con la chica del asiento de enfrente.
  • Empiezas ese libro y no puedes dejarlo.
  • Te levantas un día y descubres que tienes una nueva ilusión.


Mi abuelo tenía razón. Las cosas pasan cuando menos las esperas.