Y ese día, soñó. Soñó con un viaje en tren, de esos que tanto le gustaban a ella. Soñó que la veía, que se la encontraba caminando por el vagón. Soñó que ese reencuentro era todo lo que habían esperado. Soñó que se miraban, que hablaban, que se rozaban las mejillas al saludarse. Inclusó sintió cómo se le erizaba la piel al tocarle la mano. Y, cuando se despertó, lo recordó. Ella ya no estaba, se había ido. Pero siempre le quedarían los sueños para verla de nuevo y, algún día, en algún lugar, se encontrarían.
Como siempre , precioso.
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