jueves, 11 de octubre de 2018

¿Locura transitoria?

Podría decir que éramos unas niñas, pero ya no. Teníamos pelo en pecho. Un día de conversación profunda. Hablando de cosas serias. De la vida. De la intensidad de lo que pasaba a nuestro alrededor. Y llegamos a una conclusión.

Todos estamos locos. A unos se les(nos) nota más. Y a otros se les(nos) nota menos. Cada uno que se coloque en el bando en el que mejor encaje.

Pero, ¿qué es es estar loco?

En Chile, loco es un molusco de carne comestible, pero dura, que se come guisado. En otros países latinoamericanos también se utiliza, en femenino, para hablar de una mujer que mantiene relaciones con varios hombres pero ninguna estable. Estas definiciones no nos valen para el tema en cuestión. Pero vienen bien como culturilla general.

Centrándonos en esa conversación, de esa tarde en un parque otoñal, rodeadas de hojas marrones y amarillas que cubrían el suelo, buscamos en la RAE las acepciones que podrían englobar a la mayoría de los mortales:

1. Que ha perdido la razón.

2. De poco juicio, disparatado e imprudente.

3. Dicho de una persona: entusiasmada o muy contenta. Loco de alegría.

4. Que siente gran amor o afición por alguien o algo. Está loca por Juan.


Venga, vale. Sí. Todos estamos locos. De una manera o de otra. Hacemos cosas sin pensar. Nos dejamos llevar. No siempre, pero alguna vez... ¿quién no ha hecho una locura?

Recordamos conversaciones pasadas. Hechos memorables. Y otros no tanto. Cosas confesables. Y otras inconfesables. Historias propias. E historias contadas. Nuestros recuerdos. Y los de los demás. Nuestras locuras. Y las de los otros. Hechos planeados. O repentizados.

Un viaje. Una salida nocturna. Una carrera. Un paseo. Una montaña. Unas cañas. Un "de perdidos al río". Un "no sé cómo qué". Un "hemos venido a jugar".  Un dejarse llevar. Un dejarse quedar.

Esa tarde de octubre, bajo una lluvia repentina, por fin, (nos) entendimos.

Son mil cosas. Cientos de opciones. Decenas de decisiones. Pequeñas. O grandes. Nuestras locuras. Esas que nos hacen ser así. Locos. Pero felices. 


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