Solos ella y yo.
Todas las noches tenemos una cita, aunque algunos días ella no se presenta y
otras solo se asoma un poquito, por vergüenza. Nos conocimos hace muchos años,
de casualidad, una noche de verano mientras paseaba por un camino en la
oscuridad. Me di cuenta de que algo proyectaba mi sombra, levanté la vista y
ahí estaba ella. Imponente. Llena de luz. Cada noche salgo a verla. Cuando no
está, leo bajo la luz de las estrellas, a ciegas. Me falta ella: sé que está
pero no puedo verla. Mi luna. Mi compañera.
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