jueves, 21 de septiembre de 2017

Sin recuerdos

Recuerdo cosas. Algunas. De cuando era joven e iba al campo. De cuando era una niña y saltaba en el parque. De cuando era treinteañera e iba a trabajar. De cuando tenía cincuenta y salía a pasear. Del día que cumplí cuarenta y me hicieron una fiesta sorpresa. Del día que me jubilé, cuando rondaría los sesenta y algo. Y de que hoy he comido.
No recuerdo más.
No sé quiénes son los protagonistas de las fotos que decoran el salón. Vienen personas, caras sonrientes que me abrazan y me besan, y me cuentan. Me cuentan sus cosas. Que supongo que son también mías. Pero no las relaciono conmigo.
Tenía 8 años. Iba vestida de blanco y tomé la comunión.
Una chica me habla muy cerca. Me incomoda. Me llama abuela. No sé quién es. Pero me recuerda a alguien.
Un atardecer, en lo alto de un monte, con una rispita de chorizo en una mano y un trozo de pan en la otra.
Me aturullo. Hablan a mi alrededor. No sé qué quieren. Quiero que me dejen.
Ese día. Era otoño. Las hojas empezaban a caer de los árboles. Recuerdo aquel día. El día que dejé de recordar.

A los enfermos de Alzheimer. A sus familias. Y a sus cuidadores. 



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